martes, 6 de marzo de 2012

Introspección

Son las 21.38 de la noche. Una tarta termina de cocerse en el horno. Otra espera fuera. Mi amor se ha ido en un avión por unos días.

Es mi última noche de vacaciones, mañana a retomar la actividad laboral.

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Sólo una idea es capaz de aspirar mi energía tan intensamente y quedársela para generar negras fantasías: la idea de la muerte. Si venciera, si resolviera dentro de mi misma el enigma, la realidad de la muerte, creo que me convertiría instantáneamente, en una persona 80% libre, esa proporción de verdadera libertad. ( Desde mi perspectiva, el grueso de las personas que conozco oscilan entre un 40 y un 55% de libertad auténtica ).
Obviamente, atraigo y soy atraída por situaciones y gente que poseen una vibración similar: por lo que puedo decir que no el grueso, sino la totalidad de las personas que conozco son así de poco libres.
Y eso, obviamente, porque ahí estoy, en mi evolución.

Y porque no me considero, ni encuentro personas verdaderamente libres?

Porque la libertad es un estado de conciencia, es la lucidez que permite juzgar la realidad de las cosas y de la vida, desde suprema sabiduría y amor.

La mayor parte de la gente que conozco no sobrevive una pequeña situación donde su amor propio sea "desafiado", sin reaccionar nerviosa o negativamente, y perder total perspectiva de lo que en realidad ocurre.

Somos unos animales tontos hasta que nos damos cuenta que no somos esos animales que creíamos.

Yo tengo momentos animales -de idiotez autogenerada inconcientemente- en los que no advierto, esa es la palabra, lo que ocurre con claridad fuera y dentro mio, y momentos de lucidez, en los que veo claramente y mientras tanto me pregunto que hago acá y donde está mi hogar que lo extraño y no se cuál o donde es.

Tan fuerte llegó a ser esa sensación, que identifiqué que de pequeña, el hogar era el amor de mi madre, y de grande, se convirtió en él el amor de mi pareja.

Cuando me mudé lo primero que hice después de dejar todo tirado, fue dormir -no había dormido en casi toda la noche- y apenas me desperté la primera pregunta que me hice espontáneamente fue "Este es mi hogar?", luego mi intuición exploró qué sentía dentro, y la dolorosa respuesta fue "No. Este tampoco es tu hogar".

Luego tuve un momento de gran lucidez en el que entendí cabalmente, cómo todos andamos corriendo de un lado al otro porque no nos sentimos en casa. Suena absurdo dicho tan sencillamente, pero es imposible de explicar, y no he podido reproducir en mi misma ese entendimiento tan perfecto de esa tarde. Fue verdadera lucidez.

Todo eso, me llevó a dar con pistas de porqué tanto sentimientos de nostalgia hogareña. Por suerte.

Y de a poco, avanzo tras estas pistas.

Pero Dios quiera ayudarme a destruir los momentos idiotas y a utilizar mi energía sabiamente en esto y no desperdiciarla, como lo hice el día de ayer, gran parte.

Pero no importa. Cada momento idiota es el campo de batalla donde lucho por conseguir mi emancipación, mi preciada libertad, mi hogar olvidado, mi meta.

Buenas noches.