lunes, 21 de abril de 2008

Blanco - 1era parte-

Un espacio vacío. Un espacio en blanco.

Este espacio soy yo. En medio de tanta blancura, se extiene una cuerda. Pesada, tensa, se pierde en el blanco. Blanco infinito, blanco como donde escribo.

Me subo a la cuerda, descalzo mis pies, un par de medias ocre los protegen. Hago equilibrio..tres pasos y caigo. Es todo tan blanco que no se donde es el suelo. Donde termina este, donde empieza el aire. Y sin embargo, quedé ahí, a unos escasos centimetros de la extraña cuerda. Sigo intentandolo, hasta que dejo de caer. Me deslizo por la cuerda, balanceo mi cuerpo en el aire. De repente siento aire. Pero el blanco es tan espeso...es como si lo respirara. Atravieso y respiro blanco.

Mi cuerpo comienza a temblar de excitación. Ya no me basta con hacer equilibrio sin caer. Necesito ir más rápido, correr riesgos. Un poco tan sólo...

No puedo detenerme, sonrio, pierdo el equilibrio y me doy un golpe, me rio. El blanco no duele. Aunque..esta vez caí más abajo, creo.

Reflexiono un momento: tal vez debería dejarme de juegos. No conozco donde estoy, debería explorarlo. Ir a gatas por todo este espacio...tal vez la cuerda se aleje demasiado del suelo y la proxima vez que caiga me mate. Un golpe y sangre..sangre extraña entre tanta pureza. No deseo manchar nada, no deseo perderme.

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Ya estoy perdida. Pasan horas...no se cuantas..el suelo no se alejo ni mucho ni poco de la cuerda, y nada ha cambiado. Solo el sonido. Antes no había sonido. Podría decirse que mis oidos no funcionaban, que el lugar ahogaba cualquier intento del mismo. Mis pasos no se oian. Mi voz tampoco. Ahora puedo oir algo. Es un ruido apagado, extraño. Como si algo estuviera golpeandose con mucha fuerza contra algo firme pero suave. Lo contiene. Pero el golpe se deja oir.

Camino con la cabeza gacha. Qué es este lugar?
Qué es ese ruido?

Puedo sentir al miedo trepando lento y frio por mi espalda. Empiezo a tener hambre y estoy cansada. Miro hacia adelante y veo blanco. Hacia ambos lados: blanco. Hacia atrás blanco. Sólo la cuerda inmóvil pendiente, perdiéndose en ambos extremos..y yo. Y el sonido.
Empiezo a entender que de mi serenidad depende mi cordura. Me recuesto en el blanco y cierro los ojos. Oscuridad al fin. Los párpados me pesan tanto que no temo que algo del blanco exterior penetre mi natural defensa. Deseo entender, pienso.

Deseo amor. Deseo tantas cosas...Hecha un ovillo, sueño.
Una cama de madera se para en dos patas y comienza a hablarme. Declama como un político. Murmura algo sobre parejas de amantes apasionados alborotando sus huesos de madera. Huesos de madera, dice, y con una pata como una mano me muestra su " espalda" y corriendo el colchón, señala el elástico sobre el que se apoya. "Reivindiquemos el colchón de gomaespuma" dice y gesticula extrañamente, como si siguiera hablando pero sin emitir sonido alguno. Y luego, mirandome, murmura: "chica, no te pierdas entre tanto blanco. Lo esencial es invisible a los ojos."

Luego aparecía el principito que observaba a la cama y asentía, y desenvainando su sable, cortó mi sueño. Desperté con frío: nada había cambiado. Me levanté y me puse a caminar.

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Camino horas, el miedo y la frustración comienzan a apoderarse de mi. Ya no quiero estar ahí, y es siempre como si estuviera en el mismo lugar. Por qué no pasa nada?
Por qué no llego a ningún lado? Quién o qué se espera de mi?

Pasan horas infinitas. Me miro las manos y las veo enormes. Luego inverosimilmente pequeñas. A veces me parece que laten, y en cada latido adquieren tamaños desmesurados. Evito mirarlas. Mi cuerpo tiembla y comienzo a llorar con fuerza. Mis lagrimas no se oyen, las recojo en mis dedos gigantes y las observo. Mis gemidos me enloquecen. Mi pecho se infla y desinfla y en todo reina la inercia del silencio absoluto. Grito.

Saquenme de esta pesadilla...por favor.

Imagino que me atraganto con el blanco, el blanco me invade. Caigo de rodillas en el suelo y me quedo dormida.

Cuando despierto no me molesto en pararme o caminar. Recostada, me tranquilizo y dejo vagar la mente por el blanco. Tal vez sea una cuestión de perpectiva, me digo.
Lo esencial es invisible a los ojos, repito mentalmente. Y sin embargo, siento que estoy nadando en lo esencial. Por que no hay nada acá. Nada.

En el roce de mi mano con mi pantalon, siento la forma de una navaja que guardaba.
Meto la mano en el bolsillo y la saco. La hoja es pequeña pero está bien afilada. Es suiza, pienso absurdamente, y miro con ansias la soga. Me recuesto debajo de ella y comienzo a cortarla. Es tan gruesa que me va a llevar un buen tiempo. Pasa un rato,me siento y sigo cortando.

Hasta que al fin la cuerda se corta y la tensión hace que cada punta se aleje violentamente, haciendo rápidas eses como víboras hasta que ya no las veo.
Algo se detuvo: el sonido de golpes.

Observo el nuevo panorama y un sudor frio se desliza por mi cuello.
El blanco lo es todo ahora. Ya no hay siquiera un limite que marque nada.. solo yo, un punto en medio de la nada.

Me desplomo y por primera vez agradezco infinitamente la dulce oscuridad que crean mis parpados.

Negro dentro, blanco fuera. Imagino cómo sería todo al revés?
Abro los ojos.
Cierro los ojos.
Abro los ojos.
Los cierro.
Abro lo ojos.

Cierro los ojos.
Los abro.
Los cierro.

Abro los ojos.
Veo un arlequin.
Cierro los ojos.
No veo nada.

Los abro.
El arlequien, inclinado hacia mi otra vez.
Los cierro, debo estar alucinando.

Los abro. Me mira de tan cerca que contengo la respiracion.
Su nariz casi toca la mia.

Su piel es de plástico o de goma, creo. Maquillado. Sus ojos son rendijas, bajo ellas, un par de ojitos oscuros se mueven rapidos, tímidos. Sigo muy quieta y el Arlequin con su rostro muy cerca del mio.

Viste una especie de traje de tafetas, de rombos azules y violetas, que a veces se transforman en manchas informes.

Hace segundos que no parpadeo, pienso.
No me animaba a moverme con la cosa esa encima mio, mirandome.
De repente, El Arlquien se yergue con una elasticidad propia de dibujo animado o de sueño, y poniendo sus puños en la cintura, dice:

BIENVENIDO.


Pude escuchar su voz clara y rica.
Sin pensarlo, exclamé " bienvenidA"..soy mujer.
Mi voz llegó a mis oidos, podía hablar!


"Te preguntarás que hacés acá. No lo sé. Y vos tampoco.." A continuación el Arlequin saca de su bolsillo un garrote enorme, un basto como el de las cartas, con una pequeña hoja y todo y se golpea repetidamente la cabeza.

Eso era el sonido sordo que escuchaba.
Qué relación tendrá con la soga? me pregunto.

El Arlquien se detuvo, la única hoja del basto cae flotando lentamente en el aire o en el blanco.

Me acerco al Arlequien. Parece un muñeco enorme. Tiene cuerpo de adolescente. delgado, pequeño.
Casi de niño.

Un cuerpo parecido al mio cuando era niña, pienso involuntariamente.

2 comentarios:

daniel dijo...

buenisimo!

medio triste pero me encanto!

saludos!

daniel

M.Florencia García Casali dijo...

gracias danone!! sigue..todo va a ser simbolico...