martes, 14 de julio de 2015

Reflexiones sobre una madre con cirugía estética

Buenas, permiso. Mucho hace que no paso por acá. La estabilidad mental- emocional es enemiga de los escritores. La maternidad también :) pero sí que vale la pena...

Sin embargo, mi reflexión mental es mucho menos metódica, puntillosa, efectiva, que la escrita.
Es gracioso, pero necesito saber qué pienso respecto a algo. Es decir, necesito saber qué creo realmente sobre ese algo.
El algo es: las cirugías estéticas. Y para atizar la controversia, sobre el santo cuerpo de mi madre.
Ja!
Jo!
Ju!
La verdad, si somos sinceros, no me causa ninguna gracia. Vamos a ver porqué, y dejando de lado que ese tipo de operación me parece que es algo más riesgosa que otras, porque lo cierto es que no lo sé.
Qué veo?

Veo esto: veo que mi vieja desde que se separó se volvió como una adolescente, y se empezó a preocupar de una manera muy notable en comparación con antes, por su apariencia. Se volvió más vanidosa; la ropa de las mujeres que la rodean le atrae la atención. Veo en su cara alguna vez envidia o ganas de lo mismo (pero muy suavecita). Empezó a ver fútbol (que jamás le interesó). Se volvió algo más vulgar. Todo me hace sentir que se adhirió otra vez al grueso de gente al que de alguna manera se mantuvo aparte tantos años y baila con el mismo son del circo que entretiene. Mira -aunque ahora algo menos que antes- como alienada mientras hace comentarios sobre "lo loca que está tu madre" y se rie algo forzada o exagerada. Busca mucho, en resumidas cuentas, la admiración del otro sobre su cuerpo.
Y que fue para mi, mi vieja todos esos años antes de esto? Una especie de monja. Etica impecable, los valores como su columna vertebral, indiferencia o no mucha importancia a la apariencia, máquina de trabajar, máquina de darme amor, por un tiempo veía que ya no había manera de que se tragara a papá (a todos nos parecía pesado) y pensaba que pobre, parecía condenada. A vivir sin un segundo de paz, trabajando o limpiando, y arrastrando la piedra atada a su pie que era mi viejo.

Cuando decidió separarse me pareció bárbaro, era algo bueno para los dos. Pero después me di cuenta que quedó resentida con todo lo que le dio a mi viejo a cambio de "nada" (porque él ni siquiera le insistió que se quede, simplemente le dijo algo asi como "te parece, a esta altura..?")..Es decir, no le guardaba amor. O eso es lo que pareció queda en evidencia.
Y en cierta manera, la entiendo, porque siempre pensé que mi vieja era algo con una potencia y un potencial grandes , demasiado, para mi viejo, que era otro estilo. Pero, curiosamente, descubro cómo se parecen en pequeñas cosas. Con eso quiero insinuar, que, después de todo, por algo fue a parar con papá.

Karma pienso. Un 75% por lo menos, ya escrito. Le tocaba vivir eso con él.
Y nos tocaba venir a mi hermano y a mi.

Cuando empecé a notar los grandes cambios de comportamiento y de foco de su vida en mi vieja, me hizo acordar la introducción de un libro espiritual chino que escribió Carl Jung. En una parte comenta el significado del ying yang, en relación a la vida de quien tradujo el libro para occidente. Decía algo como que cuando uno empuja algo hacia un extremo, allí está la semilla del opuesto, y da lugar a que se transforme en ese opuesto.
Me impactó. Eso sonaba como una ley que invisible había operado en la vida de mamá. O no era para tanto...que se yo.

Y ahora, aunque ya venía germinando hace tiempo, se le dio por hacerse cirugías. Se hizo una en la cara y los ojos que me asustó (parecía que no se le entrecerraban los ojos cuando se reía, parecía la cara de loco de un primo que te mira con los ojos totalmente abiertos y muy fijo. Siempre. Pero pareciera que se le asentó un poco, o me acostumbré). Y al mismo tiempo, sentía que veía a su alma como de niña, mirando significativamente desde esa cara, sintiéndose linda. Eso me daba pena. Por un lado, el anhelo de expresión de juventud eterna proviene del alma, que es eternamente joven. Por el otro, cómo no querer aprovechar al máximo ese cuerpo de esta única para ella, vida. Pero, creo que acá encontré el hilo de la cuestión.
Yo se que, el verdadero camino hacia la felicidad es yendo a Dios, y parte de ese ir consiste en hacer las decisiones correctas. Y dentro de ese tipo de decisiones, están aquellas que alimentan el bien, el alma, lo natural, (que con decir esto no digo nada, porque dirán "es relativo"; pues bien, no es relativo. Pero hay que ejemplificar caso por caso), no lo superfluo, etc. Porque cada una de esas decisiones, es como si fuera un motor centrípeto que atrae más pensamientos, anhelos y decisiones en consonancia. Y eso lo va llevando a uno cerca o lejos de su alma, de Dios, lo que equivale a decir cerca o lejos de la felicidad (como si fueran tornados que absorben cosas, y sí también tiran, cosas del mismo temperamento). Cada vez más sufrimiento y oscuridad y confusión y errar o cada vez más estabilidad, más certidumbre, más luz, más alegría, más paz y armonía.

Y claro, ella no sabe, pero lo que sufrí esos varios años de los veintipico, fue tan intenso, que no paré de cavar desde la prisión en la que estaba; con cuchara primero, pero con tanto ahínco que se terminó transformando en perforadora y se materializó la ayuda en un gran guía; desde ese momento escapé varios kilómetros, como si hubiese mudado el hogar de mi alma a otro continente, (uno de condiciones infinitamente mejores al anterior), pero....pero...sigo, aún atrapada en la tierra. Sigo cavando. Con mi super perforadora. A veces me tiro de vaga, la buena vida me hace olvidar. Pero la meta, está entre mis ojos. Por eso, no subestimo en lo más mínimo, aunque tropiece continuamente, eso de las decisiones y los pensamientos que uno alberga.

Entonces, desde este punto de vista, la elección de mi mamá es "una boludez", como le dije de una manera impulsiva. Y obvio, le dolió. Tal vez, si le digo porqué, esto último, le de paz. Porque tiene que ver con un juicio de lo más...claro, luminoso. No un juicio de los otros. Tal vez le puedo decir también, que pensé un día que era una pena que alguien como ella, tan poco común, tan guerrera y fuerte, tan intrépida, esté valiéndose de esas maneras para atraer admiración. Que esa locura suya, en su cuerpo real, era encantadoramente seductora por su frescura y por ser totalmente anticonvencional entre los cánones que abundan por el mundo (y no es romanticismo, me refiero a la actitud de todas las mujeres de su edad que conozco y conocí). Que pareciera que, sin darse cuenta de todo lo que tiene para dar y que es, se fue a buscar algo para echarse encima, y para que todo el circo de adolescentes de edad mayor que hay por acá, se fijaran en ella. Pareciera asi, que al revés, se disfrazara de una más, cuando para mi (no sólo por hija amante), es extraordinaria.

La ella de ahora me tomará por exagerada, mientras disfruta de los halagos y se enternece por mis declaraciones. Pero la ella de antes, sabe todavía que no está bien que, ejemplificando los contenidos de la tele y redes sociales, las mujeres famosas estén todo el día sacándose fotos a si mismas, semidesnudas o en poses sugestivas, y que tengan un montón de espectadores que lo comentan y festejan. Que las chicas de 11 años vean esto y entonces se saquen fotos con "trompita" y en poses de revista porno y las publiquen con orgullo en sus facebook, y todos familiares y amigos la halaguen. Es como si fuésemos todos una manga de adolescentes irresponsables y huecos.
Y claro, como esto es así en gran parte de los medios de comunicación, las mujeres que van mostrando el paso del tiempo en sus cuerpos, también quieren lo propio, un pedazo de ese juego. Y se hacen cirugías.....Y es como el tema de la marihuana, como se naturalizó, uno llega a descreer de su buen juicio...
Como si como mujer, nuestra valía estuviese dada por el cuerpo y su apariencia y lo que tuviesemos para desarrollar fuese sólo eso. O eso en primer lugar, o algo como "lo que quieras pero eso no puede faltar."

Me dan ganas de ser una crota. O me dan ganas simplemente de no depilarme ningún pelo nunca más, de usar pantalones enormes y suavecitos y cómodos nada más, y de hablar sólo de temas interesantes y complejos, desafiantes y hondos...y todo esto sólo demuestra que yo también estoy atrapada en algún grado pero, veo y me esfuerzo por no ser tragada. Mi alma a pesar de la corriente, nada con decisión a la orilla, para poner los pies en la tierra y mirar cómo se arrastran en un circulo infinito muchas otras. "El pez que fluye con la corriente es el pez muerto". El muerto y el hipnotizado.

Todo esto, en su esencia, se reduce a las buenas o malas decisiones/pensamientos. Los que te llevan lejos de tu alma, los que te acercan.
Y cuanto más lejos, peor se pone la cosa. Menos se disfruta la vida, la risa pierde frescura, inocencia. Se acaba la paz. Menos natural y relajado es uno.

Conclusión después de tanto bochinche: todo es infinitamente más complicado, lo que equivale a decir su extremo opuesto: todo es infinitamente simple. Pero para escapar de todo esto, hay que haber cavado tanto que el alma rompe cadenas y es libre, irreversiblemente. 

Conclusión 2: no me gusta lo de mamá porque me parece bajo para ella. Sigo siendo la hijita que la tiene en un pedestal pero no el de barro, uno mejor, el de su alma.




jueves, 14 de mayo de 2015

Miscelláneas reconfortantes por el simpre hecho de ser escritas

Miscelláneas interiores que emplazo en este papel virtual como una maquetita, a modo de airear la casa, abriendo las ventanas de mi castillito interior.

Desde las 3.30 y pico de la mañana no dormí por malestar y debilidad vagos. Dolor de garganta leve. Susto repentino: estoy embarazada, mi novio de viaje por 20 días, su protección y cuidado se sienten siempre. Y ahora estoy con mi perro desbocado y gigante y un fantasma que últimamente anda callado como compañía por las noches.

El perro me deja. Se va a otra pieza y viene haciendo ruido con sus uñas como si fueran diminutos tacos de mujer cuando el sol ya apareció apenas. Su pis mañanero, su paseo-aventura.

Mensaje a " la máma ": me venís a ves antes de irte a trabajar? (se levanta muy temprano, son las 6.15). La mamá salvadora (es médica). Con minifalda, medias caladas y tacos, se viene casi enojada por preocupación. El perro intenta lanzarsele encima y husmear sus partes pudendas y liga bife. Me toma la presión, me pregunta, observa latidos: todo bien.

7 am me llama la paseadora: no puede venir.
:(
"OUH NOUH."

Media hora después cuando me estoy casi logrando dormir me llama una vecina: hay unas llaves tiradas en el hall, quiere saber si no son de mi novio.

Empiezo a descansar otra vez pensando que me queda menos para irme a trabajar, y suena el timbre: el agua.

Bajo a buscarla con el perro llevándome voladoramente por las escaleras, casi como Jesús caminara encima del agua.

El del agua me hace la gauchada y me sube el bidón. Puro se echa unos pises arrastrandome y yo silenciosamente molesta y suave me dejo llevar.

Otra vez a la cama.

Puro ladra. Me levanto a poner sillas contra la puerta para que no se acerque a ladrar cada vez que alguien hace ruido en la escalera del edificio.

Vuelvo a la cama calentita, la panza hinchada como una piñata, más por gases o mala digestión que por embarazo hasta que no me queda otra que irme.




Oda el plomero que odio mas breve locura

Oda al plomero que odio - descarga de emociopensamientos molestoideos - jugarreta lúdica

OH Si
Dioses celestes que nos observan
y maquinan nuestros desventurados pasos
maten, aniquilen
a aquellos de nosotros que digan dedicarse a la plomería, gasistas matriculados y electricistas
Y especialmente OH Dioses vengadores eliminen aquellos que cumplan con los tres requisitos en simultáneo
y por añadidura sean gordos y estén habituados a cambiar sus planes
(y con ellos e inadvertidamente los de uno)
cual veletas de estúpido gallo de hierro, qué moco
me digo
y pienso
que no habría nada más placentero en este sábado abortado
que saber que al susodicho le cayó una bacha en el dedo chiquito del pie
y que luego,
al desconsiderado gordo charlatán y cobarde
las semillas de las mandarinas se le fueron por el conducto equivocado
y tosió hasta ponerse más rojo que el rojo vivo
y se sintió mal, MUY MAL
Mal como si tuviera broncoespasmos feroces
Mal como si se hubiera enterado que bebió veneno por error
Mal como si se diera cuenta de cuanto CUANTO molesta
su determinante y pedorrísima irresponsabilidad.

Con cara redondota
y su sonrisa sin dientes
y sus chistes hilvanados uno tras otro sin tregua
Una flor de bofetada en tus bofes
eso sí me aliviaría.
Pero como eso no está entre mis posibilidades
y ante todo porque no te presentaste
me entretengo con menos:
invento engendros.

Pujo y nace.
He aquí.
Musical.

Tanto y como cuánto, cuánto y como sí, sí y sin un fin, se adentraba en el bosque el hombre blanco. Blanca era su tez, blanca como cal y como harina, y como arroz, y como yo que miraba blanca, desde atrás de un árbol, la llegada del extraño. Lo blanco era común por estos lares, lo incómodo, extraordinario, lo incordio era lo otro: lo negro, lo sucio, lo oscuro.  Y tan raro era, que no podía abstenerme de esconderme entusiasmada a esperar, en la entrada al pueblo, (el bosque), que algún extraño negro apareciera como la noche. Y yo, muriera del susto-emoción.

Hecha la aclaración, se entenderá, que el viejo era uno más entre la pila de facciones y fisonomías que poblaban mi minucioso inventario mental de personas.

De todas maneras, la paciencia me caracterizaba entonces. Y yo esperaba mi negro. Negro como el carbón. Como los agujeros por los que se escurría el Correcaminos. Como la ignorancia. Como un plantón de un plomero. En fin.

Pero como a todo el que le espera, Dios le llega o le hace llegar....estaba un día observando un pelotón de hormiguitas abriéndose paso entre la hojarasca, cuando oí unos pasos pesados apelmazar los suelos sombríos del bosque.

Un instante de sentimientos encontrados: quería ver quién era, pero también quería ver como la hormiga fortachona que llevaba un gran trozo de corteza se las iba a arreglar para atravesar el panorama inusualmente obstaculizado que se le presentaba.

Así estaba mi mente enredada, tanto que no vi ni una cosa ni la otra, pues dentro mio peleaban dos yo.

Por eso, mi sorpresa fue gloriosa, estrepitosa, inesperada y brillante, violenta, cuando una enorme sombra grande como un pino se detuvo a escasos centímetros de mi nariz y con voz estentórea bramó:

" A donde queda el Pueblo??"
Casi grité, luego un calor se apoderó de mis mejillas, luego un salto cardíaco de emoción, luego la respuesta calmada.
"Hacía allá Señor"
"Gracias" respondió la mole inmensa y dándose media vuelta se perdió entre los pinos.
Sonreí colmada, pasmada, infantil.

Otra meta cumplida.
Ya no tenía que pasar horas en la luz tenue del bosque.