viernes, 17 de diciembre de 2010

Enmascara

"En-mascara" otorgo. Enmascara escondida, como un ser pequeñito, en algún pliegue de la boca. Una máscara de un rostro sin ojos, con la angustia humana petrificada en la mueca de yeso pintado. Ahí, bajo el techo de piel de mentira, apretujada en el huequito, estallo de terror y rabiosa vulnerabilidad.

Sin guía sin saber qué ni dónde y con un intenso sentimiento de desprotección espío el mundo. Tan fuerte y aut{entico el llanto interior, que hasta las voces cercanas se sienten a kilómetros de distancia. El tiempo es precioso; soy equilibrista del tiempo. En segundos puedo hacerlo desaparecer y sentir el infinito y oir el silencio. Perderme entre los colores de las cosas, los sonidos, las respiraciones.

Pero a veces mi equilibrio se ve forzado por fuera, y sin tiempo para hundirme en el vacío precioso y mágico, me debilito. Y todo lo que pueda serme indiferente, empieza a doler.
A veces me siento de otro planeta, tan niña, tan cavernícola. Podría estar todo el día bailando descalza, cantándole a las cosas, observando fijamente cualquier objeto, amando lo que me rodea. Tan tontita.

Y releo esto y me rio un poco, mientras lloro tambi{en, de mi misma. Tan melodramática, tan quejosa, tan suceptible. Mis manos bajan de temperatura hasta congelarse. Los dedos azules de hielo rodean mi cuello y aprietan. Matemos a la niña malcriada!!!

Ahh DIOS....tanto tiempo uno pierde. Tanto. Tanto miedo hay por ahí, tantas cosas están motivadas por miedo.
No se qué hago acá.
Que alguien me explique, que nunca voy a saberlo, que un día voy a aceptarlo, que haga lo que quiera, que me bese y me arrulle un rato. Para que pueda volver la mujer.
Que detrás de todo esto calla. La mujer en mi es más sensata pero mucho menos honda.

Me voy antes de que llegue la tormenta.

El viento y la lluvia.
Me voy a pintar.

A pintar mi mascara.

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