martes, 4 de diciembre de 2007

Melancolía II

Melancolía de fantasía. De ensueño que son más colores que imágenes. Paisajes de verde que se desvanecen en un sol de verano. Sol blanco, que opaca las voces en el aire. Vibrando mi cuerpo sentado cómodo, absorto. Es mi cuerpo pero casi pareciera estar separado de mi misma; la energía circulando mientras recreo escenas sin razón ni objeto preciso en mi interior. La tarde transcurre, el color del mundo fuera de mi ventana se torna azulado y amenaza con volverse sombras. Sombras cálidas de diciembre. Sombras que de día son cosas definidas, y ahora, pueden ser cualquier cosa. Y en ese imaginar qué cosa, mi interior se derrama fuera de mi, volcándose sobre algo que..pudiera ser una persona. Una cara enorme que sonríe un poco horrible, un poco grotesca desde mi terraza. De perfil, me observan sus ojos cómplices. Pero el viento agita el ficus robándome la ilusión. La nariz desmedida de aquella cara se arruga de desconsuelo. Giro mi cuerpo; la gata entró a mi pieza y mi espiritu que volvió a mi con ese viento destructor, vuelve a volcarse en busca de otra cosa, de otro juego. Imaginar.

Imaginar.


Imagino que estoy en un departamento antiguo en Lyon, echada en la cama, soñando. Un sueño dentro de otro.
Afuera comienza a llover y alguien toca la puerta. Allá no hay timbres. Hay claves que se las dice a los amigos. Y los amigos suben escaleras interminables de piedra de los antiguos edificios y golpean puertas.

Puertas como la mia.
Abro

No es un amigo, y lo sé. Es él, que me mira sonriente y me abraza y no me suelta más. Me alza y me lleva hasta la cama para tirarse conmigo.

Mi cavernícola, le digo y se ríe.



Imagino que miro un caracol. Tengo 5 años y de repente, me vuelvo el caracol. Me arrastro por las baldozas de una terraza roja todo lo rápido que puedo. Una nena gigante me observa y aterrorizado trato de huir. Antes de que traiga sal y trate de echarla sobre mi. Los adultos dan esas ideas a los niños. Y yo soy sólo un pobre caracol que aspira a una larga y felíz vida, y que ha sido desafortunadamente descubierto por una niña.

La nena estira un dedo y lo apoya sobre el caracol haciendo presión. El caracol se esconde conteniendo el aliento mentolado. Debería ser mentolado el aliento de un caracol no?


Imagino un cuadro. Está pintándose solo. Una líneas se trazan y la mitad de una cara de mujer toma forma...pocos trazos pero firmes. La mujer mira de reojo. Esta sola en la tela blanca. Se muerde el labio inferior que sangra. Un hilillo de sangre chorrea...parece un río, y por último un delta de sangre. Al revés sería un árbol, pienso. La mujer saca la lengua y la humedece en el rojo, moviendo la lengua sobre la tela que la rodea. Está concentrada -pintar con la lengua no es nada fácil- y cuando termina, se ve felíz. Parece un camello. O unas montañas con patas.

El mundo, me dice.

Habla! pienso.

El mundo, como lo pensaban antes, aclara gravemente.

El viento entra por la ventana, fuera oscurece. Algo de la pintura de su pelo se corre y pronto el cabello de la mujer se extiende en el blanco. Ella observa expectante lo que ocurre. Estiro un dedo y pasandolo por encima de los cabellos negros pinto un ojo. Un ojo como el ojo de ella, pero masculino.

Ella me pregunta seria cómo se yo que es masculino.

Yo le pregunto si puede leer mi mente.

Sigo arrastrando pintura desde su rostro a la otra esquina de la tela..ella no se queja aunque queda algo desdibujada, ahora tiene compañía. Un par de ojos parpadean a su lado. Un hombre, haciendo un gran esfuerzo abre la boca para respirar. Es su primer respiro de vida.

Mira de reojo, ella le sonrie.
Mi hermano me llama para poner la mesa y mi mundo interior, como un liquido elástico vuelve de un tirón dentro de mi misma, dejando una mujer y un hombre que se miran en mi mente en una tela tela blanca que espera.


Imagino cómo quiero que sea mi vida.

Mi vida a los 25?26? 27? 45? para adelante. Lejos. Pero eso no existe. El futuro no existe, existe hoy, mañana va a ser hoy y dentro de cuarenta años, hoy también. Cada hoy como una carta, una baraja abierta en abanico. Sucesión de hoies...las cartas se estiran hacia los costados y pequeños brazos crecen en ellas, que se toman las manos y me rodean bailando.
Miro todo desconcertada. Nada más que por esto nunca podría tomar drogas, pienso restregandome los ojos.

Mi cuerpo sentado cómodo sigue absorto y se sonríe levemente.

Hay algo detrás de todo esto, cantan. No somos solo presentes, nos conocemos, estamos unidos y tenemos un orden racional. Algo ocurre. No es sólo vida.

No me mientan protesto y de un manotazo tiro a algunas lejos. No hay un sentido, grito. No hay nada, y así está bien. Y así está bien, repito bajando el tono de voz..lástima que no pueda aceptarlo.

Como todos! grita un as de trébol, maltrecho desde mi cama.


Imagino que es navidad, y que mientras brindo, brilla en mi un cuadro hecho esa tarde. Un cuadro que marca el comienzo real de una búsqueda, del encuentro en esa búsqueda.
Una navidad llena de esperanza condensada.


Condensada. Leche condensada.


:)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ME ENCANTA LA LECHE CONDENSADA...Y PRETENDO BRINDAR CON VOS TODA LA NOITE ESTA NAVIDAD!!! TE KEROO MUTOO

M.Florencia García Casali dijo...

Yo también te quiero Vale. Mucho Mucho Mucho Muuuuchoooooooo

Anónimo dijo...

Festejo la reinvindicación del caracol, una de las especies más damnificadas por la humanidad en la historia de la misma. Por favor, dejen al caracol extinguirse en paz y en silencio.

Anónimo dijo...

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