De botones están hechos mis ojos
Son ojos de muñeca defectuosa y de tela.
No quiero temerle a nada.
Los fantasmas ancestrales anidan en mi pecho como en tantos otros.
Pero la tempestad en mi corazón es infinita y auténtica.
Y ahoga todo, incluso el miedo.
Solo puedo desahogarme
tomando las armas, entregándome entera.
El tiempo se detiene
y en el aire las pequeñísiams partículas brillan suspendidas
En el bosque vuelvo a encontrarme en sueños.
Hace tiempo lo dejé
empujada por una explicable necesidad
En el bosque esquivo y ambiguo
me encontré vagando desde pequeña.
En un principio las hojas y los árboles atraían mi atención
un haz de luz atravesando las copas
podía absorberme intensamente durante horas.
Los perseguía en su camino descendente a través de la hierba silvestre.
Reflexionada atenta en esto y aquello,
la luna me encontraba rendida de sueño
observando las estrellas entre mis parpados entrecerrados.
Embriaga de cielo y eternidad.
Pero sobrevino, cierto día
una gran inquietud
que creció en llama
y comenzó a quemarme viva.
Mi pensamiento se volvió turbio y compulsivo
una sensación extraña comprimía mi vientre;
Presumí que alguna extrañeza había de estar creciendo en mí.
Un día sentí la furia áspera y seca subirme por la gargante.
Y grité.
largo rato y con todas mis fuerzas
que en ese momento, eran muchas y bien negras.
Cuando me quedé sin aliento,
encendida como una brasa,fui conciente;
algo había cambiado.
El bosque me repelía
Sin pensar, huyendo bajo el azote de mi mente como una pobre infelíz
Corrí días enteros.
El bosque parecía no tener fin
y mi corazón latía temeroso junto a la locura.
Un día, al atravesar un grupo de árboles muy cerrados,
el bosque terminó.
Al frente
un paraje árido y desnudo se extendia silencioso.
En el cielo opaco refulgía el sol más blanco que hubiese visto.
Apreté las mandíbulas y mis ojos derramaron lágrimas
No parpadeé.
Y con la cabeza en alto y la congoja golpeandome el pecho
eché a andar.
Me empuja algo más fuerte que cualquier traba.
La batalla entre mi monstruo y mi divina humanidad.
Aqui están mis pies.
1 comentario:
"Solo puedo desahogarme
tomando las armas, entregándome entera".
la mujer y el arma
me gusta
salud
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